Con tan sólo 16 años de edad y un dominio del español de sólo 40 por ciento, dejó Santa María Tlahuitoltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca, con el objetivo de estudiar canto.
Una década después, y tras haber trabajado como empleada doméstica en Guadalajara, su voz comenzó a convertirse en una embajadora de las lenguas indígenas, con un género bautizado como “ópera mixe”.
A los ocho años, la joven empezó a participar en un grupo de música versátil que amenizaba bodas y fiestas de XV años, pero luego tuvo que tomar la decisión de salir de su comunidad, pues, de no hacerlo, probablemente su destino hubiera sido convertirse en madre y trabajar en el campo.
Ante las circunstancias, una prima la invitó a Guadalajara, donde trabajó en el servicio doméstico, a la par de que cursó la preparatoria abierta y comenzó la carrera de Canto; además, estudió canto gregoriano.
Realizó exitosa presentación en la clausura de las Fiestas del Pitic, en el callejón Velasco.