El agente manifestó que ha sido un orgullo laborar en la “Perla del Mayo”, donde ha dedicado gran parte de su vida al trabajo que le apasiona, como lo es ser parte de la Comisaría de Seguridad Pública (CSP).
El originario de Juan José Ríos, Sinaloa, agregó que continúa su preparación para seguir brindando el mejor servicio posible a los ciudadanos, que son a quienes se debe y por quienes se esfuerza cada día más.
“Lo que más me apasiona es servirle a la ciudadanía; que la gente nos vea con buenos ojos como agente de tránsito o como policía preventivo. Para eso debemos actuar de forma responsable, respetuosa y honesta. Mi ideal es que la población nos tenga la confianza y el respeto que deben tener hacia un oficial”, aseguró.
Egresado de la Escuela de Tránsito de Sinaloa en 1985, puntualizó que ha estado en constante preparación, ya sea con cursos policiales, academias, capacitaciones, aprobaciones y certificaciones, así como formaciones, además de haberse titulado como licenciado en derecho por la Universidad de Sonora (Unison).
“Nos seguimos preparando para brindar un mejor servicio al ciudadano, tener conocimiento sobre la materia de derecho. Que la familia se sienta orgullosa por lo que uno hace, así como los mismos compañeros, quienes se han convertido en parte de mi vida, ya que trabajamos mucho y nos relacionamos mucho en el trabajo, se han convertido en mi otra familia”, externó.
El oficial, de 54 años, recordó que se inició en esta profesión motivado por su hermano, quien trabajó como policía y fue por eso que tomó la decisión de incorporarse a las filas de la corporación.
“En 1985 fui a hacer el examen a la academia. Yo hice la de tránsito y después trabajé por un espacio de ocho años en Sinaloa, antes de venirme a quedar a Navojoa, por lo que tengo más de 30 años brindando el servicio”, afirmó.
Indicó que desde que llegó a Navojoa se ha sentido orgulloso cuando le dan ascensos jerárquicos por su desempeño y por el orgullo que muestran su esposa y sus tres hijos.
ALTAS Y BAJAS EN EL TRABAJO
Parra Portillo indicó que como en todo empleo, hay altas y bajas, sobre todo como policía, profesión que se ha visto deteriorada ante la población por distintos motivos, por lo que pidió que no se generalice por el actuar de unos cuantos.
“El trabajo es difícil, tiene altas y bajas; nos van a criticar todo el tiempo, pero si la Policía hace las cosas derechas, trabajando con objetividad, con responsabilidad, con profesionalismo y con honestidad, podemos ser una corporación muy buena. Por eso invito a todos mis compañeros a que hagan lo mismo. A la ciudadanía hay que darle su respeto, su lugar y ser cordial con ellos”, argumentó.
Añadió que se necesitan agentes con don de servicio, con proximidad social con el ciudadano, para que éstos se sientan seguros y con confianza de poder contar con la policía para la solvencia de sus problemas.
Recalcó que no se deja de ser policía las 24 horas, pues, anden uniformados o no, tienen la obligación de responder a las necesidades de la población, pues a ellos se deben y para ellos están.
“Tenemos que ser puros, íntegros, formales, tanto en la vida privada como en la vida pública. Debemos tener un comportamiento digno. Que el ciudadano se sienta seguro de su policía, porque nos valemos de ellos y tenemos que enseñar y aprender a hacer las cosas con respeto”, destacó.
Tenemos que estar siempre “al pie del cañón”, dijo. En todas las corporaciones hay problemas, pero si nos unimos, nos capacitamos y entendemos la labor de policía, las cosas van a salir bien para todos. Nuestras familias, ciudadanos, superiores y hasta nosotros mismos nos vamos a sentir orgullosos.
SE JUEGA LA VIDA EN CADA MISIÓN
El ahora encargado de Accidentes recordó que hace alrededor de 20 años estaba comisionado en las comunidades, y en Masiaca se realizó una detención de personas, que a la postre casi le cuesta la vida, por errores y falta de experiencia en compañeros.
“Uno de los detenidos que iba arriba de la unidad sacó una navaja y me empezó a apuñalar, casi me mata. Como pude, con todo y lesiones, saqué mi arma de fuego e impacté a la persona con dos balazos, uno en el hombro y otra en la pierna, para alejarlo y evitar que siguiera haciéndome daño. Si hubiera querido, podría haberle quitado la vida, pero no se trata de eso, a pesar de las siete puñaladas, pude actuar cuerdamente y hacer lo que tenía que hacer”, explicó.
El hijo de Lázaro Parra López e Irma Portillo Rodríguez comentó que muchas veces las personas se molestan porque las esposan, pero esto se hace con la intención de evitar daños a los oficiales y a ellas mismas, porque muchas se ponen agresivas y buscan la manera de dañar.
“Es responsabilidad de uno custodiar y velar por la integridad física y humana del detenido; hay que tener mucho cuidado”, externó.
Como oficial de Tránsito detalló que ha estado presente en muchos accidentes que lo han marcado, desde gente quemándose, lesionados graves, niños en problemas, entre otros; sin embargo, todo forma parte de la experiencia para forjar un carácter que lo hace enfocarse a dar lo mejor en busca de evitar situaciones similares.
“Pasan muchas cosas, hasta compañeros que han perdido la vida en acciones de su trabajo. Ya no hay respeto al policía y eso tiene que ganarse, tiene que haber una hermandad entre ciudadano y oficiales. Si das un buen servicio el ciudadano te va a querer; si tratas bien, te tratan bien, así de sencillo”, aseguró.