Sacan el cobre: 45 mdp

Y sucedió lo que estaba previsto:

Sin esperar a cum­plir con la condición de recibir recursos federales, como se acordó en Cabildo, el Organismo Operador Muni­cipal de Agua Potable, Alcan­tarillado y Saneamiento de Cajeme (Oomapas) anunció ya que operará en breve el crédito de 45 millones de pesos para obras hidráulicas.



El freno que el doctor Rodri­go González Enríquez había puesto para que este emprés­tito, consistente en esperar que la Federación enviara otra parte de los recursos para ese fin, por fin pudo quitarse con la llegada de un nuevo Director al organismo.



¿A quién le interesa hacer uso de ese dinero a la de ya? ¿A quién se quiere beneficiar con las obras?



Pues eso es parte de lo que hablaba González Enríquez que no estaba dispuesto a tole­rar. Y por esa postura, decidie­ron lanzarlo del barco. El pre­texto de la declaración sobre la deuda de 90 millones de pesos, era lo de menos.



Al fin tuvieron un argumen­to para deshacerse de quien es­torbaba para los negocios que regularmente se hacen en esa paramunicipal y que reditúan pingües ganancias a los cons­tructores y, sobre todo, a algu­nos funcionarios.



Son, es cierto, obras impor­tantes las que deben realizarse para mejorar la infraestructu­ra hidráulica.



Nadie duda tampoco que Ciudad Obregón tiene colapsa­do el 60% de su drenaje y que es urgente invertir para que la población ya no sufra con tan­tas fugas de aguas negras en prácticamente todos los rinco­nes.



Pero, la pregunta es: ¿por qué acelerar el proceso corres­pondiente a los 45 millones de pesos?



¿Acaso no se desea esperar a que llegue el recurso federal porque entonces las auditorías por el ejercicio del dinero serán más severas y por eso cambia­ron también a la Contralora y al Jurídico de Oomapasc?



O, si acaso la conciencia está tranquila, ¿por qué hacer cosas buenas que parecen malas?



Las autoridades de Ooma­pasc deben ser transparentes en el proceso de adjudicación de las acciones a realizar y los regidores de Cajeme deberán estar atentos a esa labor por­que ya no se desea más de esa corrupción que ha llevado al organismo a su postración, sin recursos.



Se supone que hemos en­trado, como gobierno y como sociedad, a una época de cam­bios, de transformación, pero con estas sospechosas accio­nes, la verdad, nadie está dis­puesto a depositar de nuevo su credibilidad en las autori­dades.



En campaña hablaron de renovación, pero en la prácti­ca no hay cambios en el actuar corrupto, soberbio y prepotente de los que se fueron.



¿O acaso el gatopardismo será el sello del barco?
Comentarios: francisco@dia­riodelyaqui.mx
Spraya
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