El 11 de febrero de 2025, la Iglesia Católica celebra la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo, un día destinado a reflexionar sobre el sufrimiento humano, la dignidad de los enfermos y la esperanza cristiana en tiempos de adversidad.
En este contexto, el Papa Francisco ha emitido un profundo mensaje que resalta la importancia de la esperanza, la cercanía de Dios en el sufrimiento y el valor del acompañamiento mutuo.
Bajo el lema "La esperanza no defrauda" el Papa invita a entender que, a pesar de las dificultades que conlleva la enfermedad, no estamos solos. La esperanza cristiana no solo nos sostiene, sino que nos fortalece en medio de las pruebas.
El Pontífice recuerda que la enfermedad puede ser una oportunidad de encuentro con Dios, quien se acerca a nosotros en los momentos de fragilidad física, psicológica y espiritual.
ESPERANZA Y COMPARTIR EXPERIENCIA DE SUFRIMIENTO
Francisco destaca tres elementos fundamentales: el encuentro con Dios, el don de la esperanza y el compartir la experiencia del sufrimiento. El encuentro con Jesús, quien en su vida y pasión compartió nuestros dolores, se convierte en una fuente de transformación, ofreciendo fuerza y consuelo incluso en el dolor.
Además, subraya que la esperanza cristiana es un don que se debe acoger y cultivar, pues es en la resurrección de Cristo donde se encuentra el verdadero horizonte de la vida.
El líder de la Iglesia Católica, también resalta el valor del compartir: los enfermos, junto con sus familias, médicos, y voluntarios, son agentes de esperanza. El sufrimiento puede convertirse en un espacio de mutuo enriquecimiento, donde se aprende a esperar, a creer y a amar. Así, la Jornada Mundial del Enfermo invita a ser "ángeles de esperanza", llevando luz y consuelo a quienes sufren.
LA ESPERANZA NO DEFRAUDA
En este Año Jubilar, el Papa Francisco reitera el llamado a vivir este tiempo como peregrinos de esperanza, reconociendo en cada encuentro de sufrimiento una oportunidad para vivir la misericordia y la cercanía de Dios. Su mensaje es un recordatorio de que, incluso en las horas más oscuras, la esperanza no defrauda.